No había ya un verso olvidado en el cajón del escritorio, ni cartas diciendo " aun no consigo olvidarte...".
No quedaba su perfume en la almohada, ni siquiera alguna constancia suya dentro de la casa.
Ya las calles olvidadas que de su mano conquisto, tenían sus nombres. Ya otros habían cumplido sus promesas.
Ya no había besos insurgentes, ni miradas terroristas que atenten contra el calendario, no quedaban rastros de lo que alguna vez soñó, no quedaban caricias que le desnudaran el alma, no había noviembre perdido en su mirada.
No quedaba su perfume en la almohada, ni siquiera alguna constancia suya dentro de la casa.
Ya las calles olvidadas que de su mano conquisto, tenían sus nombres. Ya otros habían cumplido sus promesas.
Ya no había besos insurgentes, ni miradas terroristas que atenten contra el calendario, no quedaban rastros de lo que alguna vez soñó, no quedaban caricias que le desnudaran el alma, no había noviembre perdido en su mirada.